En los últimos años, Franny Chapman, 18, se pasó nueve días haciendo rafting por el Río Colorado. Hizo -dos veces- buceo en aguas dulces y viajó sola por todo el país. Para cualquier adolescente, es mucho. Pero lo que hace a estas aventuras más impresionantes es el hecho de que Franny tiene una visión reducida. Franny nació con una condición llamada hipoplasia del nervio óptico, es decir que su nervio óptico no se desarrolló del todo antes de su nacimiento. Es legalmente ciega. Pero Franny prefiere decir que tiene una deficiencia visual. Puede divisar la forma general de las cosas. Pero no puede ver detalles, ni siquiera con gafas. Con ayuda de Yolanda, su perra guía, Franny puede hacer la mayoría de las cosas que hacen los adolescentes con visión no reducida. Es más, Franny piensa que su discapacidad la obligó a salir de su zona de confort. “Creo que lo que sea que me hace (a mí o a cualquiera) diferente, también agranda mi mundo en cierta forma”, dice. Continúa leyendo para descubrir cómo es crecer con una deficiencia visual y lo que Franny quiere que sepas sobre su condición.