1. Con un paño —o compresa de gaza— limpio y suave, aplica presión sobre la herida para detener el sangrado. A menudo hace falta aplicar presión a la herida durante más tiempo del que te imaginas, dice el Dr. Upperman.
2. Limpia la herida con agua. Si tienes jabón, puedes lavar alrededor del corte, pero procura que el jabón no se introduzca en el corte mismo.
3. Aplica una fina capa de crema antibacteriana o gel, como el Neosporin, directamente a la herida, o aplícala con suavidad con una toallita antiséptica. Esto puede prevenir infecciones y permite que la herida sane más rápido.
4. Cubre la herida con un vendaje. Si el corte es demasiado grande para una curita, usa otra compresa de gaza y asegúrala con cinta médica.